Casares cuenta con un nuevo servicio de atención psicológica destinado especialmente a las familias de refugiados ucranianos que han llegado al municipio huyendo de la guerra.
El Ayuntamiento, en coordinación con la Asociación Botika y sus servicios psicológicos, y el apoyo de ciudadanos rusos y ucranianos residentes en el municipio, ha comenzado a prestar este servicio que pretende facilitar la adaptación de estas personas a su nueva vida.
Actualmente se tiene constancia de cinco familias refugiadas en el municipio de Casares, y con todas ellas se está coordinando algún tipo de intervención, en función de las necesidades que tienen cada una de ellas. Los resultados de estas sesiones están siendo muy positivos hasta el momento. En las primeras sesiones la psicóloga de Botika, Isabel Romo, analiza la adaptación de las personas a su nueva vida y si presentan algún tipo de trastorno derivado de las situaciones traumáticas que han vivido, se les ofrecerá ayuda específica.